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10 razones fundamentales para no comer más carne «barata»

News Section Icon Publicado 16/10/2021

Cerda de cría intensiva en jaula paridera.

Pocos son conscientes de que nuestro apetito por la carne, los lácteos y los huevos «baratos» nos está costando la Tierra.

Es comprensible, ya que la cruel ganadería industrial suele quedar oculta a la vista. No obstante, con ocasión del 16 de octubre, el Día Mundial de la Alimentación, conviene recordar más que nunca hasta qué punto esta horrible forma de ganadería industrializada contribuye a las emergencias climáticas, naturales y pandémicas a las que se enfrenta actualmente la sociedad.

Lee y comparte ampliamente lo siguiente, para que cada vez más personas de todo el mundo entiendan por qué hay que acabar con la ganadería industrial.

1 - Crueldad hacia los animales

Gallinas en inhóspitas jaulas en batería

En la actualidad, el mundo cría y sacrifica 80 000 millones de animales de granja cada año para alimentación. Se calcula que dos tercios de ellos soportan una vida llena de sufrimiento en las granjas industriales. Un gran número de animales de granja están enjaulados o hacinados. Los pollos no pueden batir las alas. Las cerdas paridas viven encerradas en parideras en las que no pueden darse la vuelta durante semanas. Se saca al ganado de los campos y se alimenta con grano en lugar de hierba. Es la mayor forma de abuso y crueldad animal de nuestro planeta. No me cabe duda de que en los próximos años la humanidad mirará hacia atrás y se avergonzará y horrorizará por la forma en la que tratamos a criaturas sensibles. Cuanto antes llegue ese día, mejor.

2 - «Comida barata» es un término poco apropiado

Se nos dice que la agricultura industrial nos proporciona alimentos «baratos». La carne y la leche que se producen industrialmente son efectivamente baratas en el supermercado.  Sin embargo, el bajo precio de estos productos se consigue solo gracias a un truco económico.  Hemos creado una economía distorsionada que tiene en cuenta algunos costes, como el alojamiento y la alimentación de los animales, pero ignora otros, como el impacto perjudicial de la agricultura industrial en el medio ambiente y la salud.

3 - Destrucción de la naturaleza

La ganadería intensiva o industrial es una de las principales causas del declive de los servicios de los ecosistemas que necesitamos para producir alimentos en el futuro; contamina el aire y el agua, resulta devastadora para los insectos polinizadores, como las abejas, necesarios para la existencia de un tercio de todos los alimentos, y es responsable de la disminución de la fertilidad del suelo que ahora afecta a muchas partes del mundo. Los cultivos forrajeros suelen dedicarse a alimentar a los animales de las granjas industriales, en ellos se utilizan fertilizantes artificiales contaminantes y pesticidas químicos que dañan el suelo. Después la tierra suele quedarse estéril. Sin vida. Campos con pocos pájaros, lombrices, escarabajos, mariposas o abejas. Pero no se trata solo del campo, también están surgiendo zonas muertas en los océanos de todo el mundo. Los sistemas agrícolas industriales, con su gran dependencia de los fertilizantes artificiales y los productos químicos, son una fuente importante de contaminación de nuestra preciada agua. Sencillamente, nuestro apetito por la carne «barata» procedente de animales alimentados con maíz barato cultivado en campos repletos de productos químicos está envenenando y expulsando a especies preciosas y dañando los ecosistemas de la tierra, los ríos y el mar.

4 - Extinción de especies

Orangután huérfano en Borneo
Orangután huérfano en Borneo | Fotografía: Paulina L. Ela BOSF

A principios de este año, se presentó un informe de Chatham House, «Impactos del sistema alimentario en la pérdida de biodiversidad», en colaboración con Compassion in World Farming y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), durante un seminario web en directo. En él se identificó que nuestro sistema alimentario mundial es el mayor impulsor de la destrucción del mundo natural, siendo la agricultura la principal amenaza para el 86 % de las 28 000 especies que se sabe que están en peligro de extinción. La conclusión es que nuestro creciente apetito por más carne procedente de las granjas industriales a nivel mundial implica la tala de más bosques en todo el mundo para cultivar, invadiendo tierras vírgenes.  Sencillamente, estamos arrasando la vida salvaje.

5 - Suelos agotados

La ONU afirma que, si seguimos con prácticas agrícolas perjudiciales, solo «nos quedan 60 cosechas» antes de que los suelos del mundo desaparezcan o queden inservibles.  Contamos con una excelente oportunidad para combinar la antigua sabiduría de la agricultura regenerativa y agroecológica; la agricultura en armonía con la naturaleza, con las innovaciones tecnológicas de las nuevas proteínas que no requieren ningún animal, como la carne cultivada a partir de células madre. De este modo, podemos reservar los suelos para las frutas y hortalizas y garantizar que todo el mundo siga una dieta rica y abundante, con una verdadera diversidad de fuentes de proteínas.

6 - Deforestación

La gente tiende a asociar la pérdida de hábitats debido a la deforestación con la tala de árboles para dar paso a viviendas y cultivos para el consumo humano. De hecho, uno de los principales impulsores es el cultivo de soja y maíz a gran escala, destinado, en su mayor parte, a los animales de las granjas industriales de todo el mundo. Se destinan extensas superficies a dichos cultivos. Sin embargo, el problema no es la soja en sí, sino la forma en la que se produce y para qué se utiliza. Si estos cultivos se produjeran sin pesticidas, sin monocultivos, con una agricultura de rotación mixta, en las tierras de cultivo existentes en lugar de en terrenos deforestados, las cosas irían mejor. Si la tierra produjera alimentos directamente para las personas, sería aún mejor.  La soja es un cultivo maravilloso, una fuente completa de proteínas para el ser humano. Sin embargo, la mayor parte de la soja se destina al pienso animal. En Europa se utilizan 35 millones de toneladas al año principalmente para alimentar a los animales de las granjas industriales.

7 - Alto nivel de desperdicios

El principal argumento que se da en apoyo de la ganadería industrial es que es la única manera de alimentar a la creciente población mundial de manera eficiente y eficaz; sin embargo, la ganadería industrial es la principal causa de desperdicio de alimentos en el planeta. Más de un tercio de los cultivos que se producen actualmente en todo el mundo –suficientes para mantener a 4000 millones de personas– se utilizan para alimentar a los animales de granja, que luego desperdician la mayor parte del valor de los alimentos en términos de calorías y proteínas al convertirse en carne, leche y huevos.

8 - Contribuye a nuestra crisis climática

La alimentación es responsable de entre el 21 % y el 37 % del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial. En lo que respecta a la agricultura, los animales de granja son los que emiten más gases de efecto invernadero. A nivel mundial, la producción de productos derivados de los animales es responsable de hasta el 78 % de todas las emisiones agrícolas. En la actualidad, el sector de los animales de granja produce más emisiones directas de gases de efecto invernadero que todo el transporte humano. Cuando se habla sobre el clima, se suele citar a las vacas como un gran problema por el metano que emiten; sin embargo, se pasa por alto erróneamente a los cerdos y pollos de las granjas industriales. Es posible que los cerdos y las aves de corral industriales no emitan directamente grandes cantidades de metano como hacen los rumiantes. Sin embargo, su crianza sí que produce muchas emisiones. Los suelos, sujetos a cultivos intensivos necesarios para cultivar los piensos, emiten dióxido de carbono. Además, la cría intensiva de cerdos y aves de corral también implica la alimentación con soja procedente de tierras agrícolas deforestadas de Sudamérica, y esta constituye una fuente importante de carbono que se libera a la atmósfera. Para tener una idea de la magnitud, los científicos afirman que hasta dos tercios de las tierras cultivables del mundo son para alimentar a los cerdos, los pollos y el ganado de las granjas industriales, así como a los vehículos que funcionan con biocombustibles. El cultivo de piensos para los animales de las granjas industriales también provoca importantes emisiones de óxido nitroso –el gas de efecto invernadero más agresivo– que proceden de los fertilizantes. El óxido nitroso es 300 veces más potente que el dióxido de carbono y también destruye la capa de ozono. Si seguimos aumentando el consumo de carne y lácteos como lo estamos haciendo, las emisiones procedentes únicamente de la producción de alimentos podrían desencadenar un cambio climático catastrófico. Sin contar con la contribución de ningún otro sector, ni siquiera el energético.

9 - La pandemia y los riesgos para la salud

veterinario en granja intensiva de cerdos
Fotografía: dusanpetkovic.

Aunque la aparición de la COVID-19 se ha relacionado con el consumo de animales salvajes, presenta fuertes paralelismos con otros virus surgidos de la ganadería industrial, como las cepas altamente patógenas de la gripe aviar y la gripe porcina. Estas dos enfermedades, que provienen de los pollos y los cerdos, han sido devastadoras; se cree que se originan por mantener a criaturas vivas, que respiran y sienten, en las condiciones más antinaturales: enjauladas, hacinadas y confinadas en granjas intensivas. Al mismo tiempo, la ganadería industrial estimula el apetito mundial por más carne y otros derivados animales, lo que provoca que se talen más bosques para crear tierras de cultivo y se invadan tierras vírgenes y sus nuevos virus. Cuando se trata del reino animal, nuestro medio ambiente y la transmisión de enfermedades, el bienestar de los animales y de las personas está estrechamente relacionado. La COVID-19 nos ha revelado lo frágil que es realmente la sociedad; cómo nuestro modo de vida puede desaparecer en un momento; nunca ha habido un ejemplo más potente de por qué proteger a las personas significa también proteger a los animales.

10 - Resistencia a los antimicrobianos

Se utiliza alrededor del 70 % de los antimicrobianos en los animales de granja de todo el mundo. Los antimicrobianos se utilizan regularmente en los sistemas de ganadería industrial para prevenir las enfermedades que, de otro modo, serían inevitables cuando los animales están confinados en condiciones de hacinamiento y estrés. El uso excesivo de antimicrobianos en la ganadería industrial contribuye significativamente a la resistencia a los antimicrobianos de los seres humanos.

Todos los días, en algún lugar del mundo, encontramos una nueva confirmación de lo destructiva, ineficaz, despilfarradora, cruel e insalubre que resulta la maquinaria de la agricultura industrial. En esta época de pandemia, emergencia climática y de la biodiversidad, es urgente acabar con la ganadería industrial y reducir el consumo de carne y lácteos.

Debemos asegurarnos de que nuestros dirigentes entiendan que sin poner un fin a la ganadería industrial y sin un cambio hacia un consumo de carne más reducido y de mejor calidad, el mundo no puede lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible ni los objetivos para combatir el cambio climático de París.

Una de las cosas más importantes que podemos hacer para ayudar a recuperar nuestro planeta es cambiar nuestra forma de comer. Si comemos más alimentos de origen vegetal y menos carne y de mejor calidad, como la de corral, la alimentada con pastos o la orgánica, ayudaremos a que nuestro devastado planeta empiece a sanar.

Únete a nosotros en Compassion in World Farming y ayúdanos a poner fin a este método destructivo y cruel de «supuesta» ganadería y tómate un minuto para firmar nuestra petición.

Gracias, te agradecemos enormemente toda tu ayuda y apoyo.

por Philip Lymbery

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